Terapia Psicólogica

14 abril, 2020

¿Por qué?

El ser humano es la especie con mayor capacidad de aprendizaje. Así, desde el primer día de vida, el niño comienza a aprender a vivir y a formar su personalidad. Existen diferentes maneras de aprender: Condicionamiento Clásico, Condicionamiento Operante, Modelado, Moldeado, Refuerzo Positivo, Refuerzo Negativo… mediante todas ellas, aprendemos a adaptarnos al medio, a sobrevivir y también a vivir, entendiendo esto atendiendo a la capacidad de ser feliz y disfrutar.

Tomamos decisiones, creamos vínculos, nos desarrollamos profesionalmente, aprendemos a tocar un instrumento, a desempeñar un nuevo puesto de trabajo o un deporte. Descubrimos y disfrutamos aficiones, aprendemos a cuidar y a dejar que nos cuiden. Y todo ello acompañados siempre de pensamientos y emociones, que son el lenguaje que nuestra mente y nuestro cuerpo tienen de comunicarse con nosotros. 

Nos hemos adaptado gracias a aprender a tener miedo, tristeza o enfado y sin darnos cuenta, aprendemos también a ser adictos o a tener otros comportamientos que no entendemos. Los problemas emocionales, pues, son conductas aprendidas. Tener un trastorno emocional como la depresión o la ansiedad no es estar loco, es haber aprendido a comportarse de esa manera con motivos que respaldan ese aprendizaje. 

Además de este Sistema de Respuesta, el Emocional, tenemos otros 3:

  • Sistema Motor o Conductual (lo que hacemos)
  • Sistema Fisiológico (sensaciones físicas)
  • Sistema Cognitivo (lo que pensamos)

Todo comportamiento humano se apoya en las cuatro respuestas simultáneamente, nos acompañan paralelamente ante cualquier hecho. 

Un psicólogo es un profesional que conoce los mecanismos de la conducta y la mente humana y su trabajo consiste en comprender los factores que intervienen en el malestar del cliente para otorgarle técnicas específicas y habilidades que el cliente debe entrenar entre sesión y sesión. 

Tal y como ocurre en un entrenamiento físico, es el entrenador el que explica las pautas y es el deportista el que las repite hasta que domina la técnica y mejora su estado físico. No es el entrenador el que suda y sin el esfuerzo del deportista el entrenamiento no será efectivo. 

La terapia incluye, por tanto, diferentes actividades para casa, con objetivos específicos y distintos en función de la fase de la terapia en la que se esté. Es un proceso estructurado, con diferentes etapas (evaluación, hipótesis, tratamiento y seguimiento). Como cliente, te encuentras en espacio seguro, puedes dejar a un lado las dudas y preguntar lo que te apetezca, es tu proceso de aprendizaje y estás allí para ir comprendiéndolo. 

El objetivo de la terapia es crear independencia y seguridad en el cliente, para que vaya aplicando los cambios aprendidos con éxito en su vida cotidiana, sin necesitar al psicólogo cuando vuelvan a aparecer conflictos similares, pues ya habrá adquirido un aprendizaje para resolverlos (no obstante, el psicólogo estará siempre disponible en el futuro si el cliente decide volver). Así, el psicólogo y cliente van decidiendo juntos espaciar sesiones hasta que finalice la terapia.

Es importante no confundir el fin de la relación terapéutica con el fin del trabajo personal aprendido, pues este no debe terminar nunca. 

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