Uno de los productos estrella si hablamos de salud sexual e higiene menstrual es la copa menstrual. Este sencillo producto no solamente tiene múltiples beneficios para la salud íntima femenina, sino también para el planeta y la economía familiar. Las redes sociales se han inundado de comentarios de usuarias agradecidas, lo que puede ayudar a elaborar la falsa idea de que la copa menstrual es un invento actual o una moda pasajera, a pesar de que la realidad es que ésta es más longeva de lo que parece, pues comenzó a utilizarse en el siglo XIX y se produce industrialmente desde la década de 1930.
¿Qué beneficios tiene la copa menstrual?
El uso de tampones reseca nuestra flora vaginal cada vez que retiramos uno, forzando al cuerpo a restablecer el equilibrio natural bacteriano saludable de la vagina. Esto ocurre cada vez que se retira un tampón, por no hablar de los residuos que quedan en la vagina. La copa menstrual está fabricada en silicona médica hipoalergénica, un material saludable y seguro para el cuerpo, no absorbente y que no interactúa con la flora bacteriana, manteniendo intacta esa barrera de protección natural de la vagina.
En la composición de compresas y tampones se encuentran todo tipo de químicos y blanqueantes nocivos para el cuerpo humano. El uso de compresas y salvaslips, además, generan el entorno idílico (humedad y calor) para la proliferación de hongos, crecimiento inadecuado bacteriano, infecciones, irritaciones, etc. Su uso también puede asociarse a una mayor incomodidad y el consiguiente rechazo a esos días de menstruación. Este efecto desaparece con el uso de la copa, ya que la sangre queda en el interior vaginal, sin mojar la ropa interior ni necesidad de usar ningún otro producto simultáneamente.
Ecológicamente está considerado un producto revolucionario y es que de media una mujer puede usar unos 11.000 tampones y compresas a lo largo de su vida, es por esto que alrededor de 20.000 millones terminan cada año en los vertederos (también sus envases). La copa menstrual no genera residuos, es reutilizable y tiene una vida útil de aproximadamente diez años. Dicen que las comparaciones son odiosas, pero en este caso el resultado es asombroso.
¿Qué es?
La copa menstrual es un dispositivo blandito que se introduce plegada dentro de la vagina, recogiendo tu flujo e impidiendo que salga al exterior. Al soltarla se abre creando el vacío y quedando bien adherida a las paredes vaginales. Tranquila, la copa no puede perderse ni viajar por el interior del cuerpo. Recuerda el cuello del útero actúa como tope, por lo que es imposible que se pierda. Una vez colocada en el canal vaginal, no debe notarse. Volverás a acordarte de ella cuando toque vaciarla.
La frecuencia de vaciado depende de la cantidad de flujo: los días de más flujo podemos cambiarla las veces que sean necesarias (tres, cuatro o cinco suele ser suficiente), mientras que los días de menor flujo podemos ponerla por la mañana y no cambiarla hasta la tarde o noche. Es importante recordar que no debemos llevarla más de 12 horas sin haberla vaciado.
¿Cómo elegir la talla adecuada?
Los genitales femeninos, al igual que los masculinos, tienen tamaños distintos, por eso también existen tamaños de copa menstrual. Un fisioterapeuta de suelo pélvico puede hacernos saber qué talla es la adecuada, en función del estado de nuestro suelo pélvico, pero para facilitarnos la tarea de la elección de talla, existen también recomendaciones que pueden orientarnos en la elección:
La Talla S es la más pequeña y normalmente se recomienda para niñas de hasta 18 años.
La Talla M está indicada para mujeres de hasta aproximadamente 30 años y/o que no hayan tenido partos vaginales.
La Talla L se recomienda para mujeres de más de 30 años y/o que hayan tenido partos vaginales.
¿Cómo se coloca?
Igual que ocurre en las primeras experiencias de cualquier otra práctica, es posible que necesitemos varios intentos y un tiempo hasta que seamos expertas en la técnica tanto al ponerla como al quitarla. Los genitales son un área sensible, es importante encontrarnos relajadas y prestar atención a que nuestra musculatura también lo esté. Respirar y hacer pipí puede ayudarnos a identificar esa sensación de relajación pélvica.
Una vez relajada y con tus manos limpias, pliega la copa por la mitad sobre sí misma, formando una “c” o lleva una parte del aro superior a la base de la misma formando una especie de tulipán. Aplicar una gotita de hidratante íntimo y distribuirlo sobre el aro superior puede ayudarte a introducirla. Acompáñala al interior con tus dedos y cuando no llegues más, suéltala dejando que se abra dentro de ti creando el vacío. Para asegurarte de que queda abierta puedes introducir tu dedo buscando el tallo de la copa y recorrer su base circularmente. Si encuentras algún pliegue o arruga significa que la copa no se a abierto correctamente, por lo que puedes pinzarla y darle una vuelta dentro de ti o agarrar el tallo y moverlo de izquierda a derecha en zig-zag.
El palito o tallo debe quedar totalmente en el interior del cuerpo, de manera que no se vea nada. Si no es así o el tallo molesta en tu entrada vaginal, puedes cortarlo a tu medida perfecta.
¿Cómo se retira?
Para sacar tu copa nunca tires del tallo, te asustarás al ver que no sale y podrías hacerte daño. Recuerda que la copa ha quedado adherida como una ventosa. Simplemente hay que romper el vacío: introduce tu dedo hasta localizar el aro o la pared de la copa y recoge tu dedo en forma de gancho. Otra manera de hacerlo es introducir dos dedos de manera que puedas pinzar la base de la copa, se rompa el vacío y ella misma se deslice fuera de tu vagina.
Respirar y relajar la musculatura es una gran ayuda, ya que si la tensas lo que estás haciendo es retenerla dentro de ti.
En caso de que te cueste retirarla, agáchate. Estando en cuclillas y haciendo un movimiento expulsivo con la musculatura vaginal como si fueras a defecar, la copa descenderá y te será más sencillo agarrarla.
Vacía el contenido en el mismo váter, enjuágala bien con agua hasta que quede limpia y vuelve a introducirla.
No pasa nada si las primeras veces debes ponerla y sacarla varias veces hasta dar con la técnica. De hecho puedes practicar con la copa antes incluso de menstruar.
¿Cómo se limpia?
Antes del primer uso es importante esterilizar nuestra copa. Una opción es hervir agua en un cazo e introducirla más o menos un minuto. Algunas copas vienen con un recipiente especial para introducirla en el microondas y otras marcas venden unas pastillas efervescentes esterilizadoras.
Nunca debemos secarla con trapos o papel, lo mejor es dejarla secar al aire para que no queden residuos adheridos a la silicona que vayamos a trasladas después a nuestro cuerpo.
Tras cada vaciado y cambio, podemos enjuagarla bien con agua asegurándonos de que no queden restos, es posible también utilizar un higienizante especial para ello o jabón neutro, aunque en este caso debe ponerse especial atención en que todo el jabón haya sido retirado antes de introducirla nuevamente, pues podría crear irritaciones.
Una vez se ha terminado el ciclo, suele recomendarse de nuevo la esterilización de la copa. Esto no es estrictamente necesario (podría servir también lavarla con jabón) ya que una vez vuelves a tocarla, deja de ser estéril, pero aporta una sensación de tranquilidad al pensar que ha quedado perfectamente limpia hasta el siguiente ciclo. Cuando esté completamente seca, lo ideal es guardarla en una bolsita de tela hasta el siguiente mes.
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