A pesar de la todavía creciente apertura al mundo sexual a través de la cultura (pintura, lectura, cine…) o el ocio, por ejemplo mediante las redes sociales, parece que en lo que se refiere a nuestra salud psicológica, afectiva y sexual estamos aún algo rezagados. La sexualidad mueve cada uno de nuestros actos diarios aún de manera inconsciente, desde la ropa que elegimos por la mañana, pasando por el lugar que ocupamos en el transporte público de camino al trabajo, hasta incluso cada nuevo post en nuestro perfil de Instagram. Todo ello viene modulado en última, o en primera instancia, por nuestro cerebro sexual.
Pero, si tan unido está a nuestras vidas el sexo, si todos lo experimentamos de una u otra manera, ¿por qué entonces sentimos cierta rigidez o incomodidad al pensar en acudir a una consulta de sexología?¿no es normal que surjan desajustes, dudas, problemas o retos? ¿y no es lógico querer vencerlos?
Premiamos al deportista que aprende nuevos deportes, no al que no necesita aprenderlos. ¿Por qué no iba a ser atractivo salir con alguien que continúa aprendiendo de sexualidad?
La sexualidad es libre, universal y distinta en cada una de las personas que habitan el mundo, por lo tanto cada uno vivirá ese área de la manera que mejor se adapte a sus exigencias y necesidades.
Ahora bien, hay etapas en las que a veces sin razón aparente, a veces con motivo determinado y conocido, algo comienza a funcionar de modo distinto. No mal, solo distinto. El organismo no es una máquina perfecta. Lo que nosotros pensemos de ello, lo que sintamos ante ese cambio y la manera en la que nos comportemos hacia el mismo, determinará en gran medida que desarrollemos lo que entenderemos como un “problema sexual”. Simplemente porque no es como antes, como nos gustaba y no es lo que queremos mantener. Seguramente si ocurriera algo parecido con nuestra dieta, no tardaríamos demasiado en teclear “nutricionista” seguido de nuestra localidad para comenzar a informarnos y modificar nuestros hábitos nutricionales, lo comentaríamos con compañeros de trabajo y familia y buscaríamos el mejor profesional en el que confiar nuestra dieta para reajustarnos y volver a nuestra experiencia positiva. ¿Por qué entonces no hacer lo mismo en cuanto al sexo?
¿Cómo encuentro un buen sexólogo?
Un sexólogo es un profesional sanitario formado específicamente en el área de la sexualidad humana. De la misma manera que un psicólogo nos acompaña en ciertos momentos de la vida mejorando y aprendiendo estrategias vitales que nos permitan reajustarnos a una situación personal determinada; el sexólogo en este caso, hará la misma labor en lo concerniente a la salud sexual, ya sea de manera individual o en pareja.
Si te animas a buscar ayuda, es esencial que priorices profesionales con formación sanitaria (médicos o psicólogos, preferiblemente). Ahora mismo carecemos de una regulación eficaz de la profesión y encontrarás todo tipo de masajistas, curanderos o asesores sexuales sin formación alguna en salud y sin habilitación legal para ello.
Es prácticamente imposible abordar una disfunción sexual sin tener conocimientos de anatomía, endocrinología, fisioterapia, fisiología o psicología, por mencionar algunos, interfiriendo todo ello en nuestra salud, autoestima, autoconcepto y relaciones sociales.
Nos aseguraremos de esta manera de que el profesional tiene la formación adecuada para gestionar nuestra salud de un modo legal, profesional, ético y responsable.
Acudir a un profesional de la sexualidad y ponernos en sus manos ayudará primero a que comprendamos nuestra situación, aprendamos nuevas herramientas para trabajar nuestro placer y así podamos vernos reforzados al solucionar la situación que nos incomodaba.
¿Qué Disfunciones Sexuales trabaja la sexología?
Cualquier aspecto relacionado con la experiencia sexual o afectiva de una persona que genere malestar es susceptible de beneficiarse de la terapia en sexología.
Algunos de los problemas o disfunciones sexuales con mayor demanda de tratamiento en consulta son:
- Anorgasmia
- Vaginismo
- Dispareunia o Dolor Coital
- Disfunción eréctil
- Eyaculación precoz
- Eyaculación retardada
- Bajo deseo sexual
- Fobias sexuales
- Aversión al sexo
Mejora de la Sexualidad y Terapia de Pareja
Pero no solamente las disfunciones sexuales son la causa de visita a la consulta de sexología, también es común encontrar clientes que buscan mejorar su sexualidad sin necesidad de la existencia de problemas sexuales, así como parejas que buscan resolver conflictos de su relación que les han generado problemas en diferentes áreas como la comunicación, conductas agresivas, pensamientos derrotistas y respuestas emocionales desadaptativas.
Así, independientemente de en qué circunstancia, orientación, fase o condición de su sexualidad se encuentre una persona, hay posibilidades de compartirlo, apoyarse en alguien que ayudará a trabajar en ello con el fin de lograr disfrutar de una sexualidad propia, sana y positiva.
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